divendres, de gener 08, 2010

EL SIMBOLISMO DEL LOCO.

Hace unos cuantos días, mientras preparaba la entrada sobre la Magia y el Mago, me asaltó el convencimiento de que antes o después, debería analizar también, la figura del Arcano "0" el Loco. Si el Arcano del Mago se reveló fecundo en enseñanzas y sugerencias, el del Loco me pareció aún más preñado de contenidos útiles para nuestro crecimiento y por ello, hoy le dedicaremos ésta reflexión.






Antes pero me gustaría introducir una pequeña digresión, una especie de disculpa hacia aquellos - y sus familiares- que realmente sufren de alguna de esas enfermedades que los médicos engloban con el ambiguo nombre de  mentales. Se de muy  cerca la ingente cantidad de sufrimiento, dolor, marginación, incomprensiones que rodean esas dolencias, vaya hacia ellos mi más absoluta solidaridad y mi más fervientes deseos de que en cualquiera de las situaciones en que se puedan hallar, encuentren alivio a la mayor brevedad. No es éste el lugar, ni yo mismo la persona, adecuados para tratar el tema de éstas terribles enfermedades desde un punto de vista médico. Aquí, hoy, me ceñiré al tema de la locura exclusivamente desde un punto de vista histórico, sociológico y simbólico, esotérico.




"yo no sufro de locura, la disfruto a cada momento"

(anónimo)


Locura, según el diccionario, significa “privación del juicio o del uso de la razón”. Sin embargo, esta acepción no siempre ha sido así. Antiguamente, se creía que era consecuencia de maniobras sobrenaturales, o demoníacas. También se pensaba que actuaba en el hombre como castigo divino por la culpa de sus pecados. Sea como sea, a lo largo de los tiempos, El Loco, ha sido interpretado de muy diversas maneras: necio, tonto, idiota, extravagante, raro, contracorriente, el que no se atiene a las normas o pautas de conducta socialmente adecuadas, payaso...


Los Heyokas.



"La verdadera locura quizá no sea otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de descubrir las vergüenzas del mundo, ha tomado la inteligente resolución de volverse loca".


Heinrich Heine (1797-1856) Poeta alemán.


Pero en general, todas las culturas arcaicas tenían un gran respeto por los locos, veamos, a modo de ejemplo, lo que sucedía entre los indios norte americanos:
“En los días antes de que los invasores vinieran .. .teníamos a payasos. No los payasos como usted ve ahora, con narices rojas redondas y trajes holgados. Nuestros payasos llevaron puestas todas clase de ropas. Todo lo que a ellos les parecía, se ponían. Y no sólo salían de vez en cuando para interpretar el tonto y hacer reír a la gente, nuestros payasos estaban con nosotros todo el tiempo, eran tan importantes para el pueblo como el jefe, o el chamán, o los bailarines, o los poetas“. (Granny, from Daughters of Copper Woman. Anne Cameron, 1981)









La mayoría de las tribus tenía sus "Payasos". Los sioux Oglala y Lakota los llamaron Heyoka (loco, visionario del trueno, inconformista, payaso), eran consideraron especialistas religiosos y en cierta medida sagrados

 Los heyoka eran diferentes, eran los "contrarios", los "al revés". Eran totalmente imprevisibles, y hacían cosas inesperadas o extrañas incluso en las ocasiones más solemnes. Más que otros payasos, ellos parecían realmente estar locos. Se pensaba que estaban inspirados por fuerzas sobrenaturales de transacción (como conducidos por espíritus ), y tenían un eslabón más cercano a “wakan” o poder espiritual, que otros payasos. Y además, asumían su papel de por vida - esto era una vocación sagrada que no se podía dejar sin realizar un ritual atormentador de expiación. Estas diferencias se vieron como resultado de que los hekoyas tuvieron visiones del Pájaro del Trueno, una experiencia única y transformadora.
Los payasos - en general, con la excepción de los regímenes totalitarios- tienen el permiso especial de su sociedad a la parodia, o a criticar aspectos defectuosos de su propia cultura. Siempre se requiere que sean graciosos. Otras personas que viven dentro de la misma cultura pueden reconocer a un payaso cuando ven uno, pero rara vez conscientemente entienden lo que los payasos hacen para su sociedad. La explicación típica es decir "es sólo un hombre gracioso."
Los payasos sagrados, aunque a menudo sean retratados como simple suministro de alivio cómico en ceremonias serias, están en realidad en el corazón de la religión de los indios nativos americanos.
En estas culturas, el payaso tiene un papel sagrado, representando la figura del estafador -lo veremos más adelante- en ceremonias religiosas. También  una función social, parodiando la seriedad excesiva o desinflando la pomposidad, muestran lo qué está mal en las cosas o hechos y también cómo se hacen las cosas de manera incorrecta.










La supervivencia de estos rituales de payaso nos da una pista de lo importante que era el Payaso para la espiritualidad de la comunidad de cada tribu indígena. Nada era tabú a un payaso sagrado.
Aunque el payaso, haciendo que la gente se ría de chamanes y otras autoridades religiosas, o haciendo acciones que puedan ser sacrílegas o insultantes, eran toleradas porque se pensaba que eran el imperativo de un poder mayor y cada interrupción de la solemnidad, era visto como una advertencia para ver más allá de lo literal del ritual y así poder ver los misterios más profundos de lo sagrado, de modo que aunque pudiera parecer que debilitan la misma religión de su sociedad, realmente la revivían revelando verdades más altas.
Los Heyoka simbolizan y retratan muchos aspectos de lo sagrado, el Wakan. En sus acciones no parecen preocuparse por conceptos pero los definen en la raíz de cosmologías tribales, las pautas para comportamientos morales y éticos, y las teorías de equilibrio y desequilibrio. Dramatizan las relaciones poderosas, muestran el lado oscuro, el lado ligero, ellos nos muestran que la vida es difícil, y que puede ser más fácil. Su sátira presenta preguntas importantes por medio de tonterías. Hacen preguntas difíciles, y dicen cosas que los otros tienen miedo a decir. Leyendo entre las palabras de los Heyoka, el auditorio es capaz de pensar en cosas en las que no piensan normalmente, o mirar las cosas de un modo diferente.
Era un crítico social del orden más alto. Su imitación divertida y burlona exponía la hipocresía y la arrogancia. Sus representaciones del comportamiento ridículo mostraron a la gente (de un modo muy gracioso)s u propia tontería y ceguera. Usando comportamientos extremos que reflejaban a los otros, les obligaba así a examinar sus propias dudas, miedos, odios, y debilidades.









El payaso sagrado era un vivo speculum mentis (término de Paul Radin) cuya contribución debía ayudar a transformar al estafador en el héroe caritativo para el bien de todos. Los payasos como partes permanentes de la sociedad, se ven como un continuo recuerdo de la contingencia y la arbitrariedad del orden social. El heyoka recordaba a su propia gente sobre la construcción social de la realidad. Por hacer todo hacia al revés, el heyoka realiza un experimento constante de enseñanza, mostrando a la gente como sus propias expectativas limitan su comportamiento. Como un artista de interpretación bueno, se supone que el comportamiento espantoso del heyoka encara a la gente y los hace reconsiderar lo que ellos pueden haber aceptado arbitrariamente como normal. Debe "sacudirlos" de sus estados de ánimo ordinarios. (Steward 1991)
Los Heyokas también tienen el poder de curar el dolor emocional; tal poder viene de la experiencia de vergüenza, ellos cantan hechos vergonzosos en sus vidas, piden para comer y viven como payasos. Ellos provocan la risa en situaciones penosas o de desesperación y provocan el miedo y el caos cuando la gente se siente satisfecha y demasiado segura, impidiéndoles tomarse demasiado en serio, o creer que son más poderosos de lo que son.
Todo lo que tiene el payaso es a sí mismo y sus propias acciones. En pocas palabras, los payasos son pobres, o al menos parecen serlo. Llevan puesta ropa lamentable o hasta harapos; piden para comer y hasta roban. Pobres aunque puedan ser y son también poderosos y potencialmente aterradores, de modo que la gente de buena gana les da algo cuando piden en sus viajes.







Para los sioux de las llanuras, la parte del eslabón entre heyoka y Pájaro del Trueno viene de Iktomi – la que donó el dreamcatcher (atrapador de sueños) a los hombres- , la figura de Estafador representada por una araña, el Estafador (Trickster) es un dios, diosa, hombre, mujer, o bestia antropomórfica que hace trucos, o que de una u otra manera desobedece reglas y normas de comportamiento. Muchas tradiciones nativas ven al trickster como un mensajero de contacto con lo sagrado. La gente no podía rezar hasta que se riera gracias a él, porque la risa abre y libera la rígida concepción. Los seres humanos han celebrado a los tricksters en muchas culturas por temor de que estos se enojen.
El trickster está presente en muchas tradiciones culturales, desde América hasta Europa. Se dice que el Iktomi es heyoka porque ha visto y ha hablado con Pájaro del Trueno. El Iktomi es el hijo primogénito de Inyan (roca), y se dice que habla con rocas y piedras. Como el Coyote y otras figuras de Estafador, a Iktomi le gusta hacer travesuras a la gente, transformarse y a menudo es víctima de bromas y desgracias. Este lo hace inmediatamente un héroe y una figura temida  que es mejor evitarla. Se pensó que Iktomi era un depredador hipersexual, que con frecuencia perseguía winchinchalas (vírgenes jóvenes) utilizando para conseguirlas varios métodos de engaño. Sus búsquedas y payasadas, a menudo por descuido, terminaban causándoles daño o poniéndolas en graves problemas.

El Wakinyan (poder sagrado alado) o Pájaro del Trueno es una personificación mítica de las energías enormes e incontrolables de la naturaleza - a menudo identificadas en forma de tormentas violentas- y tiene una naturaleza dual crucial: a veces aparece como algo que aterroriza y molesta, y a veces como su protector y libertador, trae la lluvia vivificante y, por otra parte, la inundación, el relámpago y el fuego. No está claro donde acaba el temor y empieza la adoración.









Esta naturaleza dual del Pájaro del Trueno (Thunderbird) lo iguala con la figura del Estafador en la creencia india: como el Estafador, el daño que causa es sobre todo porque es tan grande, poderoso y primitivo.
Los indios de las Llanuras creyeron que todo lo que se encontraba en la naturaleza tenía un representante humano en el microcosmo. Todo en la naturaleza contenía su propia polaridad opuesta, de ahí la existencia de seres como el  payaso. Sus representantes eran el heyoka o payasos sagrados, que mostraron la sabiduría por la acción aparentemente temeraria.
En la cultura americana, hay historias legendarias de curas misteriosas o transformaciones de alguien atravesado por el relámpago. Es peligroso inmediatamente, y un símbolo de revelación repentina, de espanto e inspiración. 








El Pájaro del Trueno supuestamente inspiró "la terquedad" del heyoka en su propia naturaleza contraria. Alterna vientos fuertes y tranquilos, pone todas las cosas en movimiento. Se dice que el Pájaro del Trueno se mueve al contrario. El payaso Sioux, o heyoka, es un hombre o mujer que ha recibido la mayor visión posible, la del Ser del Trueno, que es muchos, pero sólo uno, es informe, pero tiene alas, carece de pies, pero tiene garras enormes, no tiene cabeza, pero tiene un pico enorme; su voz es el trueno y el vistazo de su ojo es el relámpago. Durante esta gran visión la persona, el hekoya prometió trabajar para el Ser del Trueno en la tierra de un modo humano, y debe cumplir su promesa.
Hay una pista al terror potencial de la bufonería en esta experiencia visionaria. Alce Negro (1863-1950), Hombre Santo Sioux y heyoka, lo explica así en su biografía:
“Cuando una visión viene de los seres del Trueno, viene con el terror, como una tormenta de truenos; pero cuando la visión de la tormenta ha pasado, el mundo es más verde y más feliz; ya que dondequiera que la visión de la verdad encuentre el mundo, se parece a una lluvia. El mundo, usted ve, es más feliz después del terror de la tormenta. La verdad entra en este mundo con dos caras. Una es triste con el sufrimiento, y la otra es risas; pero es la misma cara, riéndose o llorando ...Cuando la gente está ya en la desesperación, tal vez la cara risueña es mejor para ellos, como cuando el relámpago ilumina la oscuridad, ya que esto es el poder del relámpago que tienen los heyokas. Ellos sirven como un parachoques entre la verdad y la gente" (Neihardt 1959).  Como el Pájaro del Trueno, los heyoka son temidos y venerados.

Los heyokas actúan como un equilibrio para guardar a la gente Lakota bajo control, principalmente en sus ceremonias. Cumpliendo con las capacidades heyokas de la contradicción, la felicidad puede a menudo preceder a la tormenta. En otras palabras, las ceremonias religiosas a menudo no pueden comenzar hasta que la gente haya reído.







La liberación mística del payaso de miedos cósmicos trae con ello una liberación de nociones convencionales de lo que es peligroso o sagrado, en las ceremonias religiosas de los hombres.
El heyoka, después de ser señalado por el pájaro de trueno, el nuevo payaso o payasa, debe empezar a hacerlo todo al revés. Hablará al revés, cabalgará mirando la cola del caballo, caminará de espaldas, se arropará en exceso si hace calor, se desnudará si hiela, dirán "no" por "sí", o "te ayudo" cuando es todo lo contrario, por eso hay que tener cudidado con ellos.  Es la inversión del mundo. Es la imagen del espejo: ellos hacen de la risa y del impudor, de la transgresión y de la iconoclastia su forma de enseñanza. Ellos nos enseñan a ver siempre la otra cara de la moneda y además divierten, siendo el humor un arma impecable para romper las barreras del miedo y de la censura.
"Estos Pájaros del Trueno son la parte del Gran Espíritu. Su poder es el mayor poder del universo. Es el poder del calor y el frío que suena encima de las nubes. Es el relámpago azul del sol. El poder de los truenos protege y destruye. Está bien y mal; el gran poder alado. El símbolo del relámpago es un zigzag bifurcado, porque el relámpago se extiende en una parte buena y mala... En nuestra creencia india, el payaso tiene un poder que viene de los seres de truenos, no de los animales o la Tierra. Ser un payaso le da el honor, pero también la vergüenza. Esto le trae el poder, pero tiene que pagar por ello."
El heyoka, como representante del Pájaro del Trueno y Estafador, recuerda a su gente que la energía primordial de la naturaleza está más allá del bien y el mal, que no corresponde a categorías humanas, que no siempre sigue nuestras preconcepciones de lo que es esperado y apropiado, que no se preocupa por nuestros infortunios humanos y preocupaciones.
El hecho que Pájaro del trueno muestre muchos atributos paradójicos y contradictorios lo une a las figuras de Estafador y a los contrarios de la cultura indias de Llanuras. Este complejo cultural probablemente resultó de creencia indias sobre la naturaleza y los caminos de la cual la tormenta ejemplificó las maneras de lo inmediatamente caprichosa , caritativa y destructiva podría ser. El propio eslabón del Pájaro del Trueno al Gran Misterio original sugiere que el papel del payaso sagrado fuera visto como uno de los más altos en la sociedad de Llanuras - Como el Pájaro del Trueno, se pensó que el heyoka era un conducto de las fuerzas que desafiaron la comprensión, y por su absurdo, su comportamiento hacia atrás mostraban simplemente las dualidades irónicas, misteriosas que existen dentro del universo mismo.

"Los payasos sagrados personifican la fuerza del humor, de lo grotesco, de todo aquello que nos permite ver más allá de lo que nos está permitido ver a simple vista. Aquello que nos permite enfrentar, desde las contradicciones y la muy humana ambigüedad, los aspectos más aterradores y/o secretos de la vida misma.
Son los únicos que han llegado a conocerse a sí mismos porque se han sumido en todas sus contradicciones. Son quienes aceptan de la vida tanto el lado oscuro como el claro, quienes se han enfrentado con lo inconfesable y por eso mismo pueden permitirse todos los desmanes. Hasta las últimas consecuencias. Hasta volverse peligrosos, y no sólo porque se puede también morir de risa sino porque todo acceso al conocimiento, por oblicuo que sea, representa una amenaza. Pero una amenaza que salva".








"Debemos aprender a ver el mundo dos veces. En primera instancia fijar la vista al frente para no perder la más mínima gota de rocío sobre una hojita de hierba ,o el humo que se eleva de un hormiguero frente al sol. Nada debe escapar a la mirada directa. Pero hay que aprender a mirar de nuevo, con los ojos puestos el borde de lo visible, y hay que ver tenuemente si se quieren ver las cosas que son tenues: las visiones, la niebla, la gente de las nubes, los animales que disparan en la oscuridad. Debemos mirar el mundo dos veces si queremos ver todo lo que hay para ver”. (Por Luisa Valenzuela)

La iniciación para un Payaso Sagrado se produce cuando se da cuenta que hasta la gente que se ama puede ser cruel entre ellos, o que la Vida misma puede ser cruel. Su propia reacción intensa a una experiencia personal de abandono, abuso de confianza, o romance roto puede causar la depresión extrema, el desequilibrio emocional, un colapso nervioso, (o en casos extremos) un intento de suicidio. Un Heyoka recuerda su iniciación así, "no me preocupé por mi vida o lo que me pasó. No lo noté, pero hay un gran medicina en este abandono. " Si de alguna manera puede encontrar su equilibrio emocional, si de alguna manera pasa por el dolor y sale al otro lado, si aprende a bailar en el borde de cuchillo de su propia Alma, la experiencia se convierte en una puerta para las ilusiones de la vida y la verdad de la vida.(Agnes Whistling Elk, Medicine Woman)
¿Cuál es la verdad? Esta pregunta impulsa al Payaso a la dimensión sagrada. el Payaso intuye que La Verdad es la interconexión de toda vida. SABE (aunque no lo pueda demostrar) que ninguna parte es más importante que cualquier otra- no importa cuán grande o pequeña sea — y que el cambio más diminuto de una parte produce un cambio profundo del Todo. VE (aunque no pueda explicar) que el desequilibrio o el bloqueo de la Fuerza de Vida es el resultado de una persona o grupo que se cree más importantes que otro. Y no puede menos que pinchar aquella presunción sobrevalorada con su humor agudo.
Un Payaso se convierte en Sagrado abriéndose a sí mismo. Como un niño, está vulnerable, fluido, y abierto a la Fuerza de Vida. A diferencia de un niño, sin embargo, ha aprendido a protegerse y moverse sin peligro por un mundo demente usando máscaras, disfraces, bromas y transformaciones. En un mundo sano, podría arriesgarse a exponerse algo más.
Los Indios americanos dicen que los Payasos Sagrados son grandes amantes de los niños, curándolos y protegiéndolos. Además, uno de sus poderes es traer la fertilidad a la gente y situaciones estériles.  Si el Guerrero Sagrado personifica el Sol, el Payaso Sagrado personifica el Vacío — esta gran apertura negra del espacio, la gran Matriz de la cual nacemos.
El poder del Vacío es el poder del útero, el poder de la creatividad verdadera. A veces el poder de estar abierto es considerado una debilidad, pero el Payaso Sagrado nos da la paradoja: el más débil puede ser el más poderoso. El más tonto puede ser el más sabio. En la locura de un payaso, se puede ser obsceno, o probar cualquier elemento de la vida. 





Con la llegada "de los invasores", esta oficio sagrado consiguió ser uno de los más peligrosos, tal vez más que el de Guerrero. ¡Quizás por esto la mayor parte de los Payasos Sagrados se perdieron de vista! Como la Mujer de Medicina Cree dice en la historia, el Vuelo de la Séptima Luna: "No me extraña que nunca consiguiéramos ponernos en igualdad ...mi gente y su gente. Todo el tiempo estaban irritados el uno con el otro y entre nosotros creció mucho odio. Era inevitable, porque mi gente tenía gran orgullo y humor. El suyo tenía los nervios y quiso pegar un tiro a aquellos que se reían de ellos. Todavía encuentro a la gente blanca muy divertida. Tengo que reírme de usted porque usted nunca se relaja. Cada palabra en usted está cerrada o muy lejos. Le gusta aporrear el sentido de todo para encajar su propia estupidez. Esto le iba bien para no aparentar ser tan frágil."(Agnes Whistling Elk, from Flight of the Seventh Moon)







La gente Salish honra la memoria de una Payasa que desafió a un misionero. El misionero atraía a la gente para ir a su iglesia repartiéndoles pequeños espejos impulsándolos a cubrir sus cuerpos con la ropa de la gente blanca. ¡Con una sonrisa la Payasa (una mujer! ¡) fue a la iglesia un domingo llevando solamente un sombrero y unos viejos zapatos!.  Esta Payasa Sagrada de los Salish hizo un viaje a la Bahía Hudson, Victoria, sobre el modo que su gente cambiaba pieles de nutria por ron. Los hombres blancos de la compañía se hartaron pronto de ella, y después la encontraron con un tiro en la cabeza, todos sabían que lo hizo un blanco. Los indios tenían estrictamente prohibido cualquier clase de la violencia a un Payaso Sagrado.
Los payasos que sobrevivieron aprendieron a ser Estafadores, cambiaron su forma, haciéndose invisibles si era necesario.

Ejemplos como el de los Heyoka se dieron en muchas otras culturas tradicionales, algunos de éstos han perdurado hasta nuestros días, como los Bauls o Músicos Locos del Rajastán en lo que hoy denominamos India y Pakistán


"SABIDURÍA DEL TONTO"





"Los locos abren los caminos que más tarde recorren los sabios".


Carlo Dossi (1849-1910) Escritor italiano.



La idea paradójica de que el tonto puede poseer sabiduría, consigue su mayor desarrollo durante la Edad Media y en el Renacimiento europeo. No es casualidad que esa misma época fuera la de mayor auge en la sociedad del tonto profesional (como fue el caso de los BUFONES) o que la cultura popular fuese "carnavalesca" y el Estatus particular del loco o tonto del que gozaba en la Edad Media. Eruditos y filósofos cristianos desarrollaron la idea; se plasmó en la vida cultural, en la pintura y literatura, así como en el imaginario y en la cultura popular medieval (ideas, leyendas y cuentos). 







Aunque indudablemente la idea tuvo sus principios más temprano en el proceso de civilización. Tan pronto como el hombre pudo sentir nostalgia por un estilo de vida más simple, también debió preguntarse sobre la superioridad de un estilo más simple de sabiduría, innata o inspirada, sobre cualquier conocimiento del mundo que él había adquirido de su propia deducción empírica o de la instrucción de otros. Siempre que la razón pudiera preguntarse y reconocer que el corazón tiene razones que la razón no entiende, se ha atribuido al tonto una especie de sabiduría. Los hombres a menudo notaban que el no instruido o simple, en su pureza del corazón, podría penetrar en verdades profundas frente a aquellos estorbados por el aprendizaje y la convención, en el mismo sentido que a veces sentimos una verdad más resonante en refranes caseros o proverbios populares que en la exposición racional.
No es, de hecho, ningún accidente que los tontos de la literatura característicamente recurran a expresiones proverbiales; ya que los proverbios dibujan su fuerza. Además, el desarrollo de la racionalidad, como la civilización en vías de desarrollo, ha parecido traer tanto cargas como ventajas; y mientras más avanzado es el desarrollo, hay más hombres que añoran un estado más temprano, más simple, más natural, experimentando la atracción de lo incivilizado y lo irracional. El concepto del tonto sabio, de una sabiduría natural, o dada por los Dioses, frente a una autoadquirida con esfuerzo, sacrificio, constancia y total dedicación, es una de las más sofisticadas y de mayor alcance de aquellas ideas primitivas con las que el hombre se ha preguntado por sus propias potencialidades y logros.
Las implicaciones inherentes, incluso los nombres que les han dado sugiere, en sus matices etimológicos, varias características que han sido atribuidas al tonto y al loco: que sea tonto (ταιος, inanis, tonto), necio (ρος, stultus, mentecato, payaso), imbécil (imbécile, dotard), y carente de entendimiento (νοοσ, φρων insipiens); que sea diferente de los hombres normales (idiota); que no articule palabra (Tor) o balbucee incoherentemente (fatuus) y sea dado a la parranda bulliciosa (buffone); que no reconozca los códigos de propiedad (ineptus) y ame burlarse de otros (Narr); que actúe como un niño (νπιος); y que tenga una simplicidad natural e inocencia en el corazón (θης, natural, simplón). 









Aunque los locos violentos tuvieron que ser, necesariamente, por lo general retenidos o encarcelados por la sociedad, los tontos inocuos a menudo disfrutaban de especiales privilegios. Su impotencia les ha ganado la protección compasiva del más afortunado, como su infantilismo les da a los niños la licencia para ser irresponsables — y a menudo irreverentes- en palabras o acciones. Ya que son dirigidos sólo por sus instintos naturales, el tonto y el niño no son considerados responsables de cumplir las reglas de la sociedad civilizada. Ya que mientras los adultos maduros aceptan los códigos de conducta y de creencia, asumiendo que deben “saber más y mejor,” del tonto, no se espera, como del niño, que "sepa" algo. Por esto, a menudo le concedían una libertad considerable.
Quizás más que otra cosa, el privilegio del hablar impunemente hacía del tonto un ser “autorizado a todo”, papel tan atractivo a la imaginación literaria. Además, aunque los tontos se mantienen aparte de la humanidad normal, a veces fueron tratados como objetos de escarnio, pero a veces también hizo que fueran venerados. En la Edad Media, como en ciertas sociedades primitivas, se pensó que estaban bajo la protección especial de Dios, y la posibilidad siempre existía que lo que sonaba a la charla necia fuera, en realidad, “conocimiento superior”.









El psicólogo moderno ha tomado, retrospectivamente, el interés especial por la personalidad del tonto; ya que en términos freudianos él encarna la expresión no impedida del ello. Careciendo de cualquier vestigio de un superego, el tonto se rinde desvergonzadamente a sus apetitos corporales y deseos naturales, y él está con regularidad caracterizado por su hambre, sed, lujuria, y obsesión con obscenidades.  Se ha indicado que su misma etimología tiene una sugerencia genital (follis). Sin la personalidad social para enmascarar sus emociones, él es infantil en la completa franqueza de sus respuestas: cuando es feliz, se ríe; cuando está triste, llora. Ya que anda igualmente falto de memoria e incapaz de seguir algo por su conclusión lógica, el pasado y el futuro carecen de sentido para él y felizmente vive en y para el momento. Instruido sólo por sus sentidos y su intuición, busca sólo autosatisfacción, él es el principio de placer personificado. Su enemigo, el superego, representa todas las convenciones y la racionalidad de civilización de la sociedad que él encuentra incomprensibles e intolerablemente represivas. Sin embargo podemos decidir que expresa la antítesis -ello vs. superego, corazón contra cabeza, caos contra orden, anarquía contra cultura, naturaleza contra arte, pasión contra razón, placer contra virtud, Carnaval contra Realidad —, su lealtad siempre es de modo inconfundible clara y unilateral.




El Tonto sabio



"Todos son locos, pero el que analiza su locura, es llamado filósofo".


Ambrose Bierce (1842-1914) Escritor estadounidense.

La idea de la sabiduría (sapientia) del tonto siempre está en contraste con el conocimiento (scientia) del culto "o la sabiduría" del mundo (sapientia mundana). A este respecto, el oxímoron, "el tonto sabio," es intrínsecamente reversible; ya que siempre que sea conocido que el tonto es sabio, también se sugiere, expresamente o tácitamente, que los sabios son tontos. Quizás la expresión registrada más temprana de esta paradoja es la observación de Heraclito “tanto aprendizaje no enseña la sabiduría”, pero el tema era recurrente en la literatura antigua de Esquilo a Horacio. El arquetipo clásico para la figura del tonto sabio es Sócrates, al que los teóricos posteriores invocaban constantemente. 








No sólo su método educativo estaba basado en la exposición de la locura del supuestamente sabio, sino que él mismo afirmó que su propia sabiduría surgió de tomar conciencia de su ignorancia. En la Apología ( 20a-23b), cuenta como el oráculo en Delfos había dicho una vez que no había ningún hombre más sabio que él. Sin embargo, sabiendo que él no era sabio, intentó refutar el oráculo buscando a un hombre más sabio entre los atenienses; pero encontró que todos aquellos que profesaban la sabiduría eran de hecho ignorantes, mientras él solo admitió su ignorancia. De ahí concluyó que lo que el Dios pitio había querido decir era: “el más sabio de vosotros, o hombres, es él que, como Socrates, sabe que lo que atañe a la sabiduría realmente carece de valor".









En el Renacimiento, la locura surge como una nueva encarnación del mal. Es en este momento en que aparece la denominada "nave de los locos" que determina la existencia errante de los locos. Dicha nave fue utilizada para eliminar del territorio a estos seres molestos que ponían en riesgo la seguridad de los ciudadanos. Sin embargo, este viaje no sólo hacía las veces de barrendero humano, sino que, otorgaba al loco la posibilidad de purificación, sumado al hecho de que cada uno es entregado a la suerte de su propio destino, pues “cada viaje es, potencialmente, el último” .
A partir de Erasmo de Rotterdam y el Humanismo, la locura pasa a ser parte directa de la razón y una denuncia de la forma general de la crítica. Es la locura la que ahora analiza y juzga a la razón. Los papeles se invierten y dejan ver que una no podría sobrevivir sin la otra, pues ambas son una misma cosa que, en determinados momentos, se desdobla para revalidar su necesaria presencia en el mundo.









Sólo en el S.XVII se dominará a la locura a través del encierro, con el llamado “Hospital de los locos”, donde la razón triunfará por medio de la violencia. " La sabiduría inoportuna es una locura, del mismo modo que es imprudente la prudencia mal entendida"  decia Erasmo de Rotterdam.
Los escritores del Renacimiento, como una forma de poner en tela de juicio todo aquello que encontraban contradictorio, crearon personajes ficticios, mediante los cuales expresaban lo que pensaban. Al darle voz a la locura, Erasmo de Rotterdam convierte su obra en una especie de sátira moral mediante la cual, se da el gusto de atacar todo lo que considera incorrecto, argumentando que la locura es una suerte de castigo del saber, para quienes creen saber.
Al margen de estos antecedentes, el tonto más sabio, más importante y más influyente de todos fue creado en la primera década del siglo XVI. El "Moriae Encomium Stultitiae Laus" (Encomio de la locura Alabanza de la Estupidez)de Erasmo de Rotterdam, escrito en 1509 y primero publicado en 1511, traducida como “Elogio de la Locura” (aunque entiéndase locura como estulticia, necedad, estupidez, idiotez, y a la vez, ignorancia, desmemoria) es, a pesar de lo humorístico, el examen más profundamente serio y penetrante del tonto sabio en la literatura Occidental. Huizinga nos dice sobre la obra que el valor eterno del libro reside en el concepto de que "la estupidez es sabiduría y la sabiduría estupidez".








En la obra quién habla es la figura de Stultitia, que se entrega su propio elogio. Es la creación tonta del hombre más culto de su tiempo, y en su idiota sabiduría representa el florecimiento máximo de la fusión del pensamiento humanístico italiano con la piedad del norte llamado Humanismo cristiano. Stultitia no sólo resume todas las expresiones más tempranas de la paradoja "sabiduría estúpida", sino también, por su sentido profundo de la humanidad y su ironía polisémica, puede dar nuevas dimensiones al concepto.
Como todos los tontos, el impulso básico de Stultitia es satírico, y su mala fama extendida a lo largo del siglo XVI Europeo fue en gran parte resultado de aquellas partes de su discurso en el que irreverentemente alardea de que todos los principales estados seculares, religiosos e intelectuales del mundo de Renacimiento están bajo el dominio de la estupidez. Ningún hombre, ni su propio autor, se exime de su burla mordaz cuando ella analiza las locuras de la humanidad. No es sólo su catálogo satírico, sino su autodescripción irónica la que tuvo mayor eco. Ya que en la explicación de quién es ella — a la pregunta qué quiere decir ser tonto — ella manifiesta que la tontería no es sólo universal, sino necesaria y hasta deseable a la humanidad, que ser un hombre no es nada además de jugar al tonto, y que reconocer este hecho es la sabiduría más alta.









Retratándose como la personificación de todos los instintos naturales, la Necedad reclama ser la fuerza de vida en el universo y sostiene que es sólo ella quién impide a los hombres suicidarse. Aquellos impulsos del hombre que intentan contener o negar su propia naturaleza son objetos de su desprecio más profundo. Detrás de este naturalismo tonto está la creencia profunda de Erasmo, heredada un poco de los precursores humanísticos, en la calidad de naturaleza, especialmente en la naturaleza humana- una posición filosófica que permitió a Lutero más tarde acusarlo.
Stultitia, en el reflejo de esta creencia, surge como el campeón de la naturaleza sobre todas las formas de ley, costumbre o convención, que la naturaleza intenta restringir. Ella es, como lo son intrínsecamente todos los tontos, un enemigo de los Estoicos, que consideran que el bien y la virtud consisten en vivir de acuerdo con la razón, evitando las pasiones. Pero este tonto tiene motivos filosóficos y teológicos para reforzar su amor instintivo del placer. De hecho, ella es uno de los portavoces más tempranos para el renacimiento postmedieval de Epicuro y su modo de vida hedonista. Aunque Stultitia hable en el latín culto decorado con etiquetas griegas, es igualmente desdeñosa de las pretensiones de aprendizaje, entre sofista pedante y metafísica especulativa, extrae la humildad de la ignorancia y el conocimiento simple dibujado de la experiencia y la fe. A través de esto, ella es, como siempre, consciente de los cuidados de la humanidad y de los dolores de la existencia. Se lamenta como en el Eclesiastés que “El conocimiento creciente aumenta la aflicción” y tristemente como Sófocles de que “sin saber nada se permite una vida más feliz”. 









La inclinación tradicional del tonto para girar cosas al revés es, en Stultitia, reforzada por la capacidad erasmiana profunda de ver ambos lados de una cuestión. Invoca uno de los adagios más importantes de su autor, “el Sileni de Alcibiades” en que se argumenta que la esencia interior de cualquier materia es a menudo la parte contraria a su aspecto externo, algo aparentemente tonto puede realmente ser sabio, lo aparentemente sabio, tonto. Esto es, desde luego la base de su ironía; pero esto también es la carga de su mensaje. Ya que aplica esta técnica de la inversión a todos los aspectos de la sabiduría mundana, reexaminando aquellas virtudes y códigos de la conducta que el mundo da por supuesto para ser sabio, y demostrando tanto sus limitaciones como la sabiduría de sus contraposiciones tontas. Por ejemplo, ella aclama el Amor propio como su compañero más cercano, pregunta cómo puede amar realmente el cristiano a su vecino como él mismo, si él mismo de hecho no se ama. Del mismo modo, ella ataca la Prudencia, el enemigo tradicional de la Locura en la imaginería medieval, no simplemente porque no haya nada tan atrevido como la ignorancia, sino a fin de mostrar que la experiencia puede ser valiosa y que los juicios son siempre difíciles. Ella reconoce que sus ilusiones y autoengaños son tan importantes para el hombre como sus verdades; acepta las pasiones del corazón así como los motivos de la mente; y resuelve la antinomia antigua entre virtud y placer sosteniendo que el placer es una virtud. Estas estimaciones radicales de asunciones comunes salen del entendimiento humano, de la condición del hombre y en una creencia en la calidad esencial de la naturaleza humana, si no está corrompido por instituciones artificiales, falso aprendizaje, y perversiones de la voluntad. Una vez que el hombre se ha despojado de estas reclamaciones falsas de la sabiduría, se convierte en un receptáculo apropiado para recibir la sabiduría de Cristo, que es la única sabiduría verdadera. En la conclusión de su gran discurso, Stultitia invoca la figura del Tonto en Cristo, sacado de San Pablo y Cusano, y prescribe una simplicidad pietística del corazón como el modo verdadero de adivinar la sabiduría. Es más, ella con eficacia sostiene que, para ser un hombre se debe ser tonto; cuando el Hijo de Dios aceptó el papel de la debilidad humana, Él se convirtió en el mayor de todos los tontos.








Stultitia se convirtió en la anfitriona de los tontos sabios que desempeñaron un papel dominante en pensamiento europeo y en la literatura durante los siguiente cien años, desde Narrenbeschwörung (Conjuro de los locos) de Thomas Murner (1512) a Don Quijote de Cervantes (1605, 1615). A menudo los grandes tontos del siglo dieciséis son esencialmente la creación del humanismo de Renacimiento y de su irónica sabiduría. Al mismo tiempo, es importante reconocer pruebas en tal suministro de tontos que los ideales esperanzadores de la filosofía humanista estaban cayendo ya en duda.
El concepto de locura "sabia", es la antítesis del concepto de la dignidad del hombre. El sueño optimista del hombre y las posibilidades que asaltan la razón humana tan orgullosamente avanzada por los humanistas del siglo XV no concedieron ninguna sabiduría a la estupidez. Aunque el primer humanista, Petrarca, reclamó la sabiduría de su propia ignorancia, la ignorancia que él profesó no era aquella del tonto. Es en el siglo XVI, cuando la sombra del escepticismo y pesimismo empezó a caer en el pensamiento humanista, el tonto sabio surge como el portavoz de su época. Es exactamente cuando no puede determinar si el hombre es el modelo Divino de animales ("El hombre es un Dios para un perro") o la base de la quintaesencia del polvo que Hamlet pone a disposición del tonto y anda en el pasillo leyendo " Elogio de la Locura" de Erasmo.











Ariosto, Skelton, Rabelais, Folengo, Nashe, Hans Sachs, Cornelius Agrippa, Francisco Sanchez, Montaigne, y muchos otros durante el siglo XVI describen la sabiduría de la locura en todos sus matices; el retrato del tonto sabio es dibujado una y otra vez por Brueghel, El Bosco, Massys y Holbein, e innumerables ilustradores menores.
Cuando Olivia, en la obra de Shakespeare, Noche de Reyes (Twelfth Night), dice del payaso Feste, “Este compañero es bastante sabio para jugar al tonto” y cuando Touchstone, proverbialmente observa que “ el tonto piensa que es sabio, pero el sabio sabe que él es un tonto”, ellos pronuncian lo que entonces se habían hecho ideas comunes. En la época de Elizabeth I, la bobería en efecto pareció “realmente pasearse por el orbe como el sol y brillar en todas partes“.—William Shakespeare,Twelfth Night); y uno de los últimos personajes de Benjamin Jonson, que miran hacia atrás sobre el drama del precedente siglo, puede afirmar nostálgicamente que “no había ningún juego de cualquier mérito, sin un tonto”.
En Inglaterra sobre todo, el tonto sabio encontró su verdadera casa en el drama de Heywood, Marston, Middleton, Dekker, Jonson, y, sobre todo, Shakespeare. Tanto en las comedias como en las tragedias, el tonto sabio shakesperiano tiene su papel espléndido para jugar, del ingenio burlón de Touchstone y Feste a Yorick con el cráneo de calavera y el payaso que lleva a la muerte a Cleopatra. El propio tonto de Lear es sólo el mayor de muchos que, a pesar de su traje variopinto, nos hace llorar debido a la profundidad de su sabiduría. No son ellos los únicos tontos sabios en Shakespeare: entendemos mejor tales personajes por otra parte tan distintos como Falstaff y Antony cuando reconocemos que ellos también manifiestan muchos de los rasgos tradicionales del tonto sabio.
 






El concepto de locura, sin embargo, estaba lejos de morir. Los tontos, expresamente identificados como tal o no, han seguido durante los siglos poniendo en duda las reclamaciones de aprendizaje, religión y civilización. Siempre que la razón humana orgullosamente se jacte de sus logros, ha sido inevitablemente desafiada por la risa burlona del tonto sabio.
Mucho tiempo después de que el tonto de Renacimiento saliera de escena, la idea de la sabiduría de la locura ha persistido, de Grimmelshausen a Molière y de Swift al Príncipe Myshkin "El idiota" de Dostoevsky y de Emanuel Quint de Hauptmann a Crazy Jane de Yeats, así hasta nuestros días.




EL TAROT



La historia del Tarot, como la del pueblo bohemio al cual está tradicionalmente asociado, es tan misteriosa como incierta. Sucesivamente se le ha dado como origen la India, Grecia, Egipto, Caldea, la Judea, China... Se ha ensayado relacionarlo con todas las grandes tradiciones que han marcado al Occidente. En efecto, la ausencia total de pruebas - que se ha justificado por la ley del secreto - y una documentación extremadamente magra, no permiten ninguna conclusión seria. Todas las hipotesis formuladas hasta ahora son más el fruto de intuiciones personales que de descubrimientos históricos reales. Esta incertidumbre, lejos de perjudicar su valor, sin duda ha enriquecido su contenido. Los escritores y los místicos del siglo XIX que se han dedicado al estudio del Tarot, han ido consecutivamente aclarando evidencias de múltiples tradiciones. Sus interpretaciones, que se podrían juzgar hoy día como fantásticas por su exceso, han contribuído a la amplificación del simbolismo de las cartas. Ellas han conseguido, gracias a todo un sistema de relaciones y correspondencias, hacer más claro el acceso a las enigmáticas láminas, las que constituyen actualmente una base para comenzar toda investigación a su respecto.







 

En lugar de querer dar arbitrariamente un origen único a las cartas, parece más justo abordarlas como el producto de un sincretismo. Las cartas, o mejor dicho, lo que nos ha llegado de ellas, son en efecto el resultado de empréstitos diversos, de la yuxtaposición y del maridaje de elementos de todo tipo, fundidos en un conjunto original. Las referencias egipcias, zíngaras, hebráicas o alquímicas, citadas en sus interpretaciones, no deben ser tomadas en cuenta como referencias históricas, sino como simples indicaciones para aclarar su sentido.
El origen del nombre, Tarot, ha sido objeto de innumerables tesis que, sin haber logrado imponerse definitivamente, han ayudado a la comprensión general del asunto, Sucesivamente, se ha supuesto que era una corrupción de los nombres de dos dioses egipcios Ptah y Rá; el primero Maestro de la Creación y el segundo, el Dios Sol, al que los bohemios han adorado siempre como su principal divinidad masculina. También que la palabra era un anagrama de Rota que significa «Rueda» o «Círculo» y que se había agregado una T a fin de mostrar que el principio y el fin son semejantes. Que era una deformación de Thot, nombre del dios de las ciencias esotéricas del antiguo Egipto, cuyo equivalente griego es Hermes, y a quien se ha tomado como inspirador y patrón de las cartas. Que se derivaba del hebreo Thora, «la Ley», palabra que designa los cinco primeros libros de la Biblia, identificando así las cartas a un texto sagrado. 0 todavía que venía del sánscrito Tar-ó, la Estrella polar, el guía. 0 del latín, Orat, «él reza» invertido.










Si uno se atiene a los diferentes usos que les son atribuidos, puede percibir que las cartas podrían ser consideradas en tres niveles diferentes:
a) Pueden ser un simple juego de sociedad, antecesor de nuestros modernos naipes. Habrían sido introducidas en Europa por los árabes en medio del siglo XIII y habrían mantenido su popularidad hasta hoy.
b) Son un sistema adivinatorio de origen desconocido en uso en casi toda la zona del Mediterráneo, realmente popularizado por los bohemios. Toma prestados sus elementos principales a fuentes mitológicas o alegóricas antiguas; por consiguiente, a un simbolismo eterno y universal (Arcanos mayores y menores).
c) En fin, para algunos, sus poderes adivinatorios provienen de su naturaleza sagrada. Ellas son enteramente una especie de clave resumida de todas las tradiciones esotéricas occidentales. La Alquimia, la Cábala, la Astrología están allí contenidas.

d) Aún sería posible entender el Tarot como una especie de libro de autoayuda, como un mapa que puede ayudarnos a un mejor y más profundo conocimiento de nosotros mismos. Su sucesión y su orden ocultan un proceso de iniciación. Ellas pueden ser leídas como un libro. Cada carta es una especie de jeroglífico, el que, correctamente interpretado, puede revelar los secretos de la ciencia eterna»


El simbolismo del Loco. El Arcano 0 - El Loco









"Si el loco persistiera en su locura, se volvería sabio".


William Blake (1757-1827) Poeta y pintor inglés.


Sin el concepto del 0, nuestro sistema matemático no tendría sentido. Del mismo modo, El Loco es una parte esencial del Tarot, porque es la chispa que hace que todo lo demás se mueva, es el espíritu, el aliento divino que da vida e inspira el primer paso hacia la realización y la consumación. Aunque a menudo el primer paso de un trayecto largo parece pequeño, ¡ese primer paso es vital porque sin él no habría viaje!
El Loco es la semilla del fin a sembrar en todo principio, es la nada de la cual surge todo. El Loco es potencial sin moldear, puro e inocente, ni positivo ni negativo, aunque contiene la posibilidad de ambos. El Loco representa inicios, experiencias y opciones nuevas; los primeros pasos de un nuevo camino y las primeras palabras escritas en una página en blanco.
Los especialistas en la interpretación del Tarot suelen decirnos: "Como los ases de los arcanos menores, en sus inicios no son ni positivos ni negativos, pero tienen el potencial de volverse cualquiera de los dos, según las decisiones que tomes y el camino que sigas. Pero esto no debe preocuparte, porque cuando se inicia un viaje nadie sabe qué pasará en el camino. Nunca permitas que otra persona controle tu vida. Vive el presente y confía en tus capacidades, como lo hace El Loco. Como en todas las experiencias nuevas existe el riesgo de fallar y también la certeza de un cambio; el grado de ese cambio y como aparecerá es lo que no sabemos. Arrójate al abismo de lo desconocido y seguro que, aún si llegas a caer, pronto te levantarás.
 








Respecto de la Cábala, la letra Shim está representada por la lámina que lleva el nombre del Loco. Con esta denominación, los que nos transmitieron el Libro de la Rota quisieron velar el sublime misterio de la encarnación de la Divinidad en el hombre, y así veremos como casi todos los que se han ocupado del estudio del Tarot han escrito infinidad de despropósitos sobre esta lámina, en la que vemos un hombre andando apaciblemente apoyado en un bastón, con un hatillo en el hombro sin preocuparse de un animalito que le está desgarrando los pantalones. Insensible a lo que ocurre en las partes bajas de su organismo, con el paquete de sus experiencias a la altura de su cabeza, marcha apoyado en ese bastón, que es el símbolo de la fuerza espiritual (los bastones corresponden al elemento fuego).
Si el Loco aparece en tu juego, interprétalo como el anuncio de la manifestación de la divinidad en tu vida. Todo será como debe ser, verás el futuro con soberana lucidez, tu inteligencia brillará y todo cuanto hagas llevará el sello de lo trascendente. Si el Reish significaba un cambio de valores, el Shim indica la irrenunciable vocación de defender los nuevos valores, poniendo fin a todas las empresas materiales.
¿Por qué mirar al interior del mundo profundo de la mente, cuando puedes permanecer seguro en el paisaje habitual del trabajo, el hogar y la familia? Sin embargo, a los que estén dispuestos a correr la aventura, el salto puede aportarles júbilo y finalmente puede llevarlos al conocimiento, la paz y liberación. El perro que acompaña al loco simboliza las fuerzas de la naturaleza y el lado animal del hombre, en armonía con el espíritu que actúa a partir del instinto. Si niegas tu ser interior, se volverá feroz. Obedécele y se mostrará benigno.









 

La bolsa que El Loco carga a la espalda son sus experiencias. No las abandona, no las olvida; simplemente ellas no lo controlan, tal como frecuentemente los recuerdos y los traumas del pasado controlan nuestra vida. Como un vagabundo, El Loco anda con un palo al hombro; pero el palo es en realidad una vara, símbolo de poder. El color negro parcial del bastón simboliza potencialidad. Desde su montaña El Loco puede ir a cualquier parte, puede ser cualquier cosa".
En las lecturas, El Loco nos habla de coraje y de optimismo, nos insta a tener fe en nosotros mismos y en la vida. En los momentos difíciles, cuando la gente que nos rodea nos presiona para que seamos prácticos, El Loco nos recuerda que quien mejor puede decirnos que hacer es nuestro propio ser interior. Los significados al estar invertido son motivo de controversia ya que el consultante es incapaz de seguir sus instintos. Tal vez no quiera correr un riesgo en un momento decisivo, ya sea por miedo o por confiar demasiado en planes previos y en el consejo práctico de otras personas. Otra opción es que la persona no confía en su inconsciente como guía, tener conciencia de que los grandes riesgos sólo se han de correr en el momento adecuado. Hay veces que se necesita cautela, y también aquellas en que lo mejor es no hacer absolutamente nada. El Loco nos recuerda el potencial ilimitado y la espontaneidad de cada momento. El Loco aporta lo nuevo y lo poco habitual a una situación.




 

PUNTO DE VISTA JUNGUIANO




 







Es evidente que El Loco como héroe y tramposo puede jugarnos pasadas buenas o malas según el punto de vista de cada uno. La escritora von Franz lo califica de mitad diablo, mitad Salvador, puede ser a la vez destruido, transformado o reformado al final de la historia. Más adelante, veremos a “El Loco” del Tarot o héroe, a través de los veintiún estadios de su transformación. Muchos milagros han de suceder para que El Loco, conglomerado de energías, simbolizado por el bufón en la carta 0, emerja en la carta 21 como El Mundo, un bailarín sereno que se mueve al ritmo de las esferas. En ciertas cartas, a “El Loco” se le llama Le Mat, literalmente "el demente". A menudo, los bufones de la corte eran realmente retrasados mentales. Aunque cortos en materia de intelecto, tenían una relación especial con el espíritu. Cuando llama a este loco "una figura religiosa arquetípica", von Franz la conecta con la función inferior, el término junguiano para el aspecto no desarrollado de la psique. En uno de sus libros, la autora von Franz compara al loco con “una parte de la personalidad, incluso de la humanidad, que quedó atrás, arrinconada, y por eso lleva aun en sí la totalidad original de la naturaleza”.
Ciertos objetos circulares, que hoy en día despiertan nuestro interés (y que están estrechamente relacionados con El Loco), son los OVNIS, esos ceros que llegan de mundos presumiblemente superiores y más allá de nuestra comprensión. Jung nos sugirió que estos círculos celestes que se veían o que se creen ver, pueden significar que una nueva imagen de la plenitud está a punto de irrumpir en la conciencia. Estos platillos voladores padecen la misma suerte que todas las visiones internas, se les tacha de locuras y se etiquetan, sin importancia, como le sucede al mismo bufón. La nada es un símbolo perfecto para el estado de plenitud indivisible referente a la creación de las cosas.










El mundo de la experiencia cotidiana es verdaderamente una ilusión creada por el ser humano, es lo que los hindúes llaman las diez mil cosas. Nosotros creamos el mundo que vemos tanto psicológica como físicamente. Todo lo que hay en él procede de la nada cuando nacemos y todo volverá a la nada cuando muramos; esta nada está fuera del tiempo y del espacio.
La idea del círculo como principio y fin del viaje, está expresada simbólicamente por la serpiente mítica que se come la cola, el Uróboros mitológico; se crea, se alimenta de sí mismo y se transforma al tragarse su cola. Su forma circular nos habla de la naturaleza inconsciente deseada al final del viaje.
Jung definió al ego como el centro de la conciencia. El Self (sí mismo) es el término que él usa para denotar el centro de la totalidad de la psique, un centro de amplio conocimiento y estabilidad. Como nos mostrará El Loco con su danza circular, el sí mismo no es algo que inventemos nosotros, ni es tampoco una zanahoria dorada que llevamos delante de nuestra nariz toda la vida. El sí mismo es algo que está ahí desde el principio; el ego es, si se quiere, lo que hacemos, el sí mismo se nos dio. Existe antes de nuestro nacimiento, durante nuestro nacimiento y después de nuestra muerte. Está en nosotros siempre, esperando que volvamos a casa e incluso nos apremia a ello, ya que aquí no hay marcha atrás. Nuestro viaje, como el de “El Loco”, es circular.
Como dice Jung: " El ego se enfrenta al sí mismo, como el móvil a su motor, como el objeto al sujeto. El sí mismo, como el inconsciente, es algo que existe previamente y de donde surge el ego. Es, por decirlo de alguna manera, una prefiguración inconsciente del ego. No soy yo el que se crea a sí mismo, pero sí soy yo el que me sucedo a mí mismo.








 


La gente usa generalmente como sinónimos los términos “subconsciente” e “inconsciente”. Por subconsciente se entiende a los deseos, temores, cólera y otras reacciones que la mente consciente reprime y no reconoce en sí misma. Este material pertenece al yo, adhiriéndose a él, porque se origina en experiencias que el yo no quiere reconocer pero que tampoco puede eliminar. En cambio, el inconsciente se refiere a la energía básica de la vida, informe e indeterminada, que nos conecta en el universo. No la conocemos directamente, sino sólo por mediación de sus imágenes, los sueños y arquetipos que afloran a la conciencia.
Más recientemente el doctor Timothy Leary ha sugerido que las cartas del tarot son una representación pictórica del desarrollo humano desde el bebé al adulto maduro. Así, el Tonto, representaría al bebé recién nacido, el mago simbolizaría la etapa en que el niño juega.

“Un símbolo sugiere, pero no expresa”. Tal como pensaba René Guénon, un símbolo no se trata de un lenguaje llano y directo, sino de algo que apela a la intuición y no a la razón. Su origen es no-humano y se basa en la correspondencia entre dos realidades. Su ambigüedad vela y revela la realidad. Es este carácter lo que posibilita su interpretación en diversos órdenes y planos. Es por eso que cada ser humano puede penetrar en la intimidad del símbolo e interpretarlo de diversas maneras, según sea el grado evolutivo en el que se encuentre.










Cuando se describe al personaje de la historia se hace hincapié a sus vestiduras y al paisaje; cada detalle del mismo no es casual. Ahora, como posteriormente haremos con el resto de la baraja, lo analizaremos minuciosamente.
Descubrimos a un sujeto del que no conocemos ni su edad, ni su identidad, ni su sexo y del que ni siquiera podemos decir si se encuentra feliz o triste, sólo vemos que se halla frente a un precipicio, con la única compañía de un perro que brinca a sus pies: traje muy ceñido a su cuerpo, de color blanco: representa al verdadero “yo”, nuestra esencia divina, la cual necesita cubrirse para pasar por la experiencia terrena;
vestido de fondo negro con un estampado de árboles: el color negro representa a Saturno, quien nos pone límites y el árbol simboliza a los 4 elementos que encontramos en nuestro planeta. Es decir, que nuestra esencia llegará limitada y se plasmará en un cuerpo físico representado por los 4 elementos que vemos en toda la naturaleza: tierra, agua, fuego y aire;  rosa blanca: indica la perfección de lo divino y es blanca porque el alma es aún inocente;  perro que brinca a su lado: el perro es un animal doméstico y como tal, un fiel compañero de viaje, que representa la intuición y el instinto que necesitará para salir triunfante;  cielo amarillo es la mente colectiva y el sol blanco, la fuente creadora de vida;  el viajero se encuentra en un sitio donde no podemos divisar ningún sendero, sólo un precipicio. Quizás la senda se encuentre en un lugar distante y en un futuro próximo;  bolso: aquí guarda el itinerario de su próximo viaje y el recuerdo de sus viajes anteriores. Representa los registros que se encuentran en un lugar del cosmos, donde se archivan todos los acontecimientos de cada ser que habita en el Universo.








Según la Cábala:  El “Árbol de la Vida” está compuesto por: 10 Sephiroth (estados de conciencia que adquirimos progresivamente), unidos por 22 senderos, (las 22 letras del alfabeto hebreo) que son las diferentes experiencias que debemos afrontar para pasar de un estado de conciencia a otro superior.
Es una representación de cómo la divinidad llegó hasta nosotros (si la miramos desde lo superior a lo inferior), pero si lo vemos desde el punto de un ser humano (de abajo hacia arriba), es el camino que todo ser debe escalar para llegar a la divinidad.





 






Como puede verse a lo largo de ésta entrada, las representaciones de cada uno de los Arcanos, puede llegar a ser muy diferentes según el artista que las haya dibujado. ¿Cuál es esa baraja que uno con verla sabe lo que quiere decir? Como ya se ha insinuado, tal baraja no existe: cada autor hace énfasis en un aspecto determinado por razones que pueden relacionarse con el tema de la baraja, el diseño de la carta, las afinidades del autor o consideraciones estéticas. Para mostrar el punto analizaremos uno de los arcanos en diferentes barajas El ejercicio es valioso como arte comparado, historia y para ver el desarrollo de algunas de las ideas simbólicas más frecuentes de nuestro pensamiento.


El loco en el Tarot Marsella






Cuando Marsella se convirtió en el epicentro de producción de barajas en Europa a comienzos del siglo XVIII, muchos impresores desarrollaron sus mazos y todos se conocieron con el mismo nombre, lo cual quiere decir que dentro del sistema Marsella hay más de 300 mazos, la mayoría anónimos. Como se desarrolló en esa colisión maravillosa entre el pensamiento mágico y el científico, sus símbolos son notablemente profundos.









1) El hatillo está iluminado desde dentro por luz amarilla y el palo tiene forma de cuchara azul: el color azul significa espiritualidad y receptividad y la forma de la vara refuerza ese significado. Ese hatillo recoge la energía que circunda a “El Loco” y la convierte en su equipaje, aunque sepa él no tenga conciencia de esa operación.
2) En el gorro hay dos medias lunas, una apuntando arriba representa el conocimiento y otra, apuntando abajo, la acción. “El loco” se mueve entre ambos polos, aunque no siempre los vincula.
3) El vestido del loco está lleno de cascabeles, indicando su vocación escandalosa.
4) El cinturón también está hecho de cascabeles, esta vez son cuatro, que representan la directa vinculación de “El Loco” y su fuente de energía vital con los cuatro palos de los arcanos menores (este es un motivo repetido en “El Mago” y los elementos encima de su mesa). El color del traje en rojo y verde dice que “El Loco” acumula energía vegetal y animal pero las mangas azules humanizan y espiritualizan esa energía. “El Loco” es así la carta con la energía potencial más completa de todo el mazo.
5) Un animal empuja a “El Loco”. Ese perro representa al tiempo el pasado y la mente inconsciente de “El Loco” pero elige quedarse atrás y empujarlo, es decir, el futuro deviene del presente.
6) El camino que va tocando “El Loco” es azul, manifestando que este hombre bueno, algo despistado y no muy práctico espiritualiza su camino nada más por ser él y por tener las inmensas reservas de energía que tiene.

Como se ve, el Marsella tiene elementos alquímicos y ocultistas en su diseño y no hay una sola línea en esta baraja (en reproducción fiel) que no tenga un sentido en ese sistema de pensamiento que trataba de compilar.


El tarot Rider Waite.





Al comparar ambas cartas, difícilmente puede decirse que A.E. Waite se inspirara en el Marsella para dibujar su propia carta. Eso se debe sobre todo a que Waite venía de la Golden Dawn, con su afán de vincular tarot, cábala y astrología (aunque Waite escribió varias veces que esa vinculación no le interesaba demasiado).








1)El sol que domina la parte superior de la carta corresponde a Keter, la Corona, la primera sefirot de la cábala (vamos a tratar eso después, pero por ahora una sefirot es una emanación de dios donde residen cada uno de sus divinos atributos por separado pero entrelazados. Keter es la primera y la más próxima a la divina fuente, pero es una energía potencial, todavía no ha generado las demás).
2) En el Marsella, “El Loco” mira a la derecha porque ante él se abre el camino de los arcanos, que termina en “El Mundo”. Para Waite, el camino es circular y “El Loco” siempre tiene una misión pendiente, aunque es mejor al terminar cada una antes de seguir a la otra. La corona de laurel indica que “El loco” viene triunfante de una misión pero igual debe emprender la siguiente.
3) Nadie ha sabido qué es el símbolo de la bolsa de “El loco”, pero la hipótesis más probable es un águila, dado que en uno de sus libros A.E. Waite escribió: “Soñar con un águila es el mejor augurio para aquellos que emprenden un camino difícil”.
4) La rosa blanca apunta a la Hermandad Rosacruz, un grupo esotérico de los 1600 con una historia muy interesante que veremos después.
5) Las ruedas de ocho radios en la camisa de “El Loco” son un símbolo cabalista del viaje espiritual, un Quinto Elemento alquímico. Waite, como la Golden Dawn, suscribía la idea del tarot como un viaje, aunque la idea del Viaje del Héroe es posterior.
6) El perro cumple el mismo fin que en el Marsella. Aquí hay que recordar que en el folklore y los cuentos de hadas “El Loco” que emprende su misión imposible recibe ayuda de los compañeros más impredecibles.
7) El abismo. Para Waite “El Loco” no está emprendiendo un camino cualquiera, con independencia de lo incierto que sea y la escasez de sus medios: está asumiendo un claro peligro pero no tiene otro camino más que seguir adelante. Y precisamente por “loco” y teniendo una fe absurda en su suerte es que se lanza.

En la carta del Loco de la baraja Rider-Waite podemos observar a un joven que va caminando despreocupadamente hasta llegar al borde de un precipicio. Lleva una mochila o hatillo atado al final de un palo y en una de sus manos sujeta una rosa blanca. El joven va mirando al cielo, sin atender a sus pasos, y está claro que no es consciente del precipicio que se abre ante él. A su lado, un perrito blanco intenta llamar su atención ladrando. En la esquina superior izquierda podemos observar un radiante sol.

Como ocurrirá con todas las cartas del tarot, ninguno de estos elementos está desprovisto de significado. El joven (varón, quizá como reminiscencia de Adán, el primer hombre, que como él, cae debido a su imprudencia; la simbología fálica y viril también aparece en la pluma de su cabeza) representa la inocencia y el entusiasmo de la juventud, el principio del viaje de la Vida. A diferencia de otras barajas, el joven no va vestido de bufón o Joker, con cascabeles y colores vivos; su figura, como todas las Rider-Waite, es más sutil y espiritual, y menos objeto de burla. Para Waite, el Loco es el alma antes de caer en la materia, pura e ingenua.










 


Alegre y despreocupado, el Loco va caminando distraído, mirando hacia el cielo (muestra de su abstracción y pureza; parece atender sólo a la búsqueda de inspiración), con el hatillo al hombro, un ligero equipaje que representa sus conocimientos, valiosos y elevados, como simboliza el águila dibujada en él, pero aún escasos e incompletos por la falta de experiencia; y la flor blanca en la mano, nuevo recordatorio de su inocencia. (Algunos autores le comparan con personajes legendarios, como Arturo y Parsifal, desconocedores e inconscientes de su identidad y glorioso destino al principio de su historia). El precipicio frente a él, al cual parece estar a punto de caer, representa los peligros que le acechan, que la despreocupación y la imprudencia del joven no es capaz de prever. Su ropa, bordada de tréboles y ruedas, símbolos de la fortuna, representa cuanto de arriesgado y de azaroso tiene su camino. El perrito que le ladra, que en otras barajas llega casi a morderle y en otras más es reemplazado u acompañado por un cocodrilo, símbolo de la sabiduría en varias culturas, representa la inteligencia y el sentido común que intenta vencer ese entusiasmo impulsivo alertando al joven de los peligros que se aproximan. La escena montañosa de fondo simboliza la elevación del alma humana, que si no va acompañada de experiencia y buen juicio puede hacer aún más dura la caída.
Se observará que en esta carta predomina el color amarillo, hasta los cabellos del Loco son dorados. Esto, juntamente con la presencia clara y evidente del Sol, indica que esta carta está bajo la influencia de Apolo, el Dios Sol, que incluso se encuentra simbolizado por el águilael águila según la leyenda, era el único animal capaz de mirar directamente al sol, y por la corona de laurel que lleva el Loco (el laurel estaba consagrado a Apolo). Apolo, dios de los poetas y los músicos, concede al Loco la inspiración (cercana a la locura como advierten varios filósofos) que le motiva a emprender su viaje, que es infinito, a la vez principio y fin (esta carta , que en la baraja Rider Waite es el cero, en otras barajas es la 21, es decir, el penúltimo de los arcanos, antes del Mundo). 









Arthur Edward Waite




Esa inspiración también viene señalada por la varita de la que pende el hatillo, que es negra y tiene apariencia de bastón o de varita mágica. El Loco posee el potencial y el entusiasmo, la magia y el deseo, pero carece de prudencia y experiencia. dibujada en el hatillo, ya que mientras el Marsella se refiere a las potencialidades espirituales de “El Loco”, Waite enfatiza su componente misional, su riesgo y las escasas pertenencias que tiene aparte de su fe loca en su suerte. Mientras para el Marsella “El Loco” es literalmente un viajero de los que era usual ver en la época en los senderos entre las ciudades, para Waite es un viajero espiritual en un ciclo que no acaba jamás.


The Alchemical Tarot



La mayoría de las barajas posteriores a la dupla Rider/Crowley son un clon de esos dos sistemas, pero he elegido esta baraja por su carga simbólica inspirada en la tradición alquímica occidental de los siglos XIV a XVI.






1) La estrella es la guía divina aunque sea invisible. Hay que tener en cuenta que la alquimia tiene mucha influencia platónica y esta estrella representa el mundo perfecto de las ideas que nos guía por el mundo.
2) “El Loco” va a tientas por el mundo, sin poder ver que la “materia prima” que forma el mundo y lo hace maravilloso está a su alrededor.
3) “El Loco” recorre un camino bien definido, aunque su ceguera no le dejé verlo.
4 y 5) La liebre representa el inconsciente en la alquimia, un ser que vive bajo tierra, en secreto, que huye de lo evidente. En esta carta está delante de “El Loco” y representa un futuro casi forzado aguardándole.
6) “El Loco” recorre su camino apoyado en un palo (un basto), un símbolo fálico, lo cual quiere decir que le ha dado a su sexualidad un papel excesivo pero útil en su ceguera (algunas escuelas de alquimistas defendían el celibato o se colgaban cabeza abajo para que el semen fertilizara su cerebro). En vez de usarlo para cargar un hatillo este “Loco” usa la vara para caminar, no es un equipaje sino un recurso.
7) Finalmente las dos plumas en su sombrero le sirven como antenas que se vinculan a la estrella guía (compárese con la idea de las dos lunas del Marsella, que aquí quedan convertidas a plumas pero de colores diferentes porque el colorido alquimista es diferente al de otras formas de hermetismo).

Como se ve, este es un “Loco” que hace énfasis en la ceguera y en su incapacidad de ver el mundo, su viaje consistirá en quitarse la venda y su mensaje es bastante diferente al de los otros dos, a pesar de reciclar una parte importante de su simbolismo.


El Viaje del Neófito:

(Información extraída de: http://astroayuda.com/tarot/curso-de-tarot.htm)
  


"El amor y la locura son los motores que hacen andar la vida".

Margarite Yourcenair (1903-1987) Escritora francesa.



El Loco es el vagabundo, el hombre extraviado que marcha sin fin, como si fuera su destino el de ser menos atraído por una meta (la que significaría un eventual reposo), que el de avanzar así, mirando al vacío, hacia la eternidad. No tiene más que un bastón para defenderse y para que le sirva de guía. Transporta todo su haber (y todo su saber) en un pequeño hatillo. Sus vestimentas son andrajosas y los perros le persiguen; pero él continúa su camino infinito, empujado tal vez por el hecho de que no puede hacer otra cosa que existir.






 
La mención más frecuente de este Arcano es la de el "Loco". Considero que poner un solo nombre a un Arcano es un tanto limitado, pues dependiendo de su relación concreta con el resto de los Arcanos en una combinación determinada, cada Arcano puede interpretarse según diferentes niveles de vibración, al igual que sucede con los planetas y los signos zodiacales. Así, un mínimo de tres denominaciones para un Arcano es lo conveniente, de acuerdo a los niveles bajo, medio y alto de su escala de correspondencias: esto es así pues, aunque entre ellos estén relacionados por leyes precisas y por el simbolismo del Arcano, decir el Loco, el Autodidacta o el Genio son significados bastante diferenciados en la realidad. Por ello, en la base de las láminas del Taro Cosmopsicológico se encuentran inscritas tres palabras-clave, para diferenciar los tres niveles de vibración y de correspondencia: físico, astral y consciente, así como tres estratos de calidad vibratoria del Arcano: baja, media y alta. En cualquier caso, este sistema ayuda a desarrollar la intuición y facilitar la analogía con las decenas de correspondencias que además se explican y se mencionan en los textos. 








 



Es una ley el que el ser humano tiende a entrar en una serie de rutinas que muchas veces ni son sanas ni son siquiera lógicas, pero que adquieren un valor pétreo porque "todos" hacen lo mismo.
Muchos de los llamados locos son seres que, quitando sus normales rarezas, a veces les ocurre que están sencillamente en otro estado mental más avanzado que la media de la época. No cabe duda que para estar cuerdo es necesario pasar por la prueba del loco, que es aquél que se revela a seguir pensando y actuando en un sentido que, aunque practicado por la mayoría, sabe que no es el que, como mínimo, le conviene a él. El Autodidacta y el Genio no quieren imponer su estado mental a los demás, pero necesitan escaparse de tanta trampa, chisme e incomprensión. Muchos de los verdaderos genios que han dado grandes impulsos a la humanidad, en vida tuvieron grandes dificultades para vencer la fuerza de la inercia, de los intereses creados y de las envidias.









El LOCO es un loco porque se sale de la norma del momento y no actúa de acuerdo a la prudencia, ni a la paciencia ni a la valoración pausada de las circunstancias. Indica un factor de nerviosismo y precipitación en la actuación, debido al aceleramiento mental que impide estar atento a la realidad concreta que rodea a la persona. Por el contrario, expresa un desprecio hacia los factores cotidianos y concretos, así como a las responsabilidades, lo cual le sitúa en una delicada situación en la que los peligros acechan, mientras que el Loco no les presta atención aparentemente. Le rodean el chisme, los malos comentarios acerca de su presencia física y su forma de actuar. Tampoco respeta el valor de la tradición y de la experiencia adquirida, ni siquiera de la suya, pues en la bolsa que lleva colgada del palo se encuentran sus hazañas y vicisitudes, a las cuales debería consultar para no cometer los mismos errores, pero no lo hace, pues tampoco a esas experiencias les da valor.
De ese modo, aunque físicamente se aleja de los traumas y conflictos de la sociedad, en su mente hay remordimientos, quiera o no quiera, pues ya sabemos que Urano por sus acciones incontroladas genera estirpes monstruosas, es decir, "cría cuervos y te sacarán los ojos". Aun así, todavía tiene un amigo fiel que procura persuadirle de lo que intenta hacer. Es el instinto sano de protección que quiere evitarle sufrimientos y mayores caídas. El cocodrilo, a su vez, animal reptante e implacable con sus juicios o mordidas, le acecha o quiere alcanzarle para poner fin a sus molestas acciones y formas de pensar.










El Loco atisba el cielo de la libertad pero, ¿podrá llegar a ser totalmente libre sin cumplir con sus responsabilidades?. El desapego es una fuerza que hay que controlar, pues nos puede dejar un poco en el aire y sin protección ante la realidad material y concreta. No olvidemos que los afectos, tanto armónicos como desarmónicos, tienen su fuerza, la cual no hay que despreciar si se quiere ser más libre psíquicamente.
El Loco da la espalda a muchas cosas, quizás algunas muy valiosas, pero parece que no se da cuenta. Es verdad que le acechan y le comprimen allá abajo en el pueblo su libertad, pero no ha sabido apreciar la ayuda que algunos le han querido dar. La incógnita es si él tendrá razón al pensar que va a un paraíso de libertad o si, por el contrario, los de abajo tienen la verdad y va hacia su propia caída. Aunque lo cierto es que si se cae dos o doscientas veces, el que se cae es él. Eso dice el Loco, pero también pasa que hay quienes están sufriendo por sus disparates, bien porque se hayan visto afectados directamente por su irresponsabilidad o, quizás porque le quieren, a pesar de todo su desapego y autosuficiencia mental.
¿Qué hay detrás de la colina, un valle verde y lleno de agua, un paisaje aun más gélido, o un precipicio más obscuro que la boca del lobo, o hasta otro pueblo con sus chismosos y sus rígidas autoridades?. Sólo la experiencia y un poco de tiempo lo dirá. Es un fugitivo que se escapa por su mente pintoresca e incierta, pero no tiene intención, de por sí, de hacerle daño a nadie.
Hablemos un poco del AUTODIDACTA, que es aquél que va aprendiendo e instruyéndose según un patrón personal. No cabe duda de que ya es una fuerza uraniana bastante evolucionada, pues sería algo así como un diamante que se forja según el propio patrón que él marca. Es decir, ser un autodidacta requiere un sobresfuerzo, pues parece que para guiar un proceso educativo es necesario saber a dónde se quiere llegar y el vislumbrarlo antes de lo normal es cosa de seres un poco especiales.











Dicho de otra manera, para autoeducarse es necesario poner en tela de juicio lo que se recibe mental, intelectual y vivencialmente, tratando de escudriñar los porqués y dejando que la mente vuele hacia las siguientes lecciones sin que éstas se las haya explicado nadie todavía. Luego es preciso discernir e intuir aquello que no se ve como cierto y comenzar a forjar una idea nueva y original del mundo, contrastándola con la práctica y aprendiendo a mantenerse firme a pesar de los obstáculos debidos a esa nueva verdad descubierta, la cual seguramente causará asombro, risas o malas interpretaciones. Así, el Autodidacta lo que necesita es poner su mente y su cabeza bien altas, para poder ver otro horizonte que el que se vislumbra allá abajo desde el pueblo. El autodidacta precisa que corra el aire ligeramente fresco para mantener la mente bien refrigerada y libre de los parámetros clásicos y preconcebidos de la escuela del pueblo. Va de vez en cuando algo arriba a la colina o la montaña para tomar una perspectiva más global, causal e intuitiva, pues los ambientes mentales rígidos, vetustos y enrarecidos le causan sofoco, agobio y aburrimiento. Necesita dejar fluir su discurrir con libertad, sin academicismos retorcidos y sin teorías polvorientas. El cielo estrellado y lleno de nuevos descubrimientos se abre sobre él, que junto a un buen amigo con quien jugar o a quien comunicar confianzas, más su bolsa de experiencias, son más que suficientes para escrutar el mundo con la mente.Siempre tiene algunos envidiosos a su alrededor que le critican, pero "con las zancadillas se fortalecen los músculos de las pantorrillas", que son aquellos que sirven para saltar (mentalmente).
 








El GENIO se sale con fuerza del camino normal y emprende una larga ascensión de esfuerzos mentales hacia las regiones de la intuición, las leyes naturales y los hallazgos revolucionarios. Sólo precisa de unas vestiduras holgadas que le permitan libertad de movimientos, sentir el aire fresco en todo el cuerpo, acarrear con lo mejor de las experiencias y la tradición en el hatillo o bolsa del palo y apoyar con firmeza la vara de la seguridad interna en el terreno, por más escabroso que éste fuera.
Así, el cielo de la mente superior y los ideales más elevados de universalidad, futurismo, renovación humanista y fraternidad se van abriendo poco a poco para sí. Paso a paso, experiencia a experiencia y de intuición en intuición, un mundo de creaciones geniales que serán puestas a favor de la humanidad, va tomando forma a pesar de los obstáculos y la falta de ayuda y comprensión de muchos de los del pueblo, sin contar a los opositores frontales. Estos últimos no descansarán hasta que esos maravillosos avances y estirones históricos del Genio caigan a un precipicio de dificultades, o sean cortados de raíz por una mordida tajante e indiscriminada del cocodrilo. Sólo así los que comercian con las rutinas sin sentido y la ignorancia de la gente, quedarán tranquilos al ver que su supermercado de intereses creados va a seguir floreciente sin los obstáculos de uno que se las da de ángel o de profeta. Hay algunos en el pueblo que son más inteligentes y piensan por sí mismos.
Este es un grupo más escaso que internamente o incluso hacia fuera dicen: "déjenlo, porque éste (o ésta) trae algo bueno. El no está haciendo daño a nadie, es una persona sensata y hay que respetarla. Yo he podido comprobar que ha tenido la razón varias veces aunque no le hayamos creído al principio. A mí me parece que puede otra vez tener razón en lo que dice, aunque yo no lo entienda".
El paso del Genio es firme, aun cuando no lleva la ropa adecuada para esas alturas y apenas un poco de comida para recuperar fuerzas. Tal es la energía de su ideal y de su visión del camino que quiere recorrer.

La figura es joven pues su mente, su valor y su decisión hacia el cambio son juveniles.
Es un varón, porque indica el polo masculino o activo en el reino de la mente superior, aunque su ropaje abierto por debajo como una especie de faldón nos indica también la receptividad que necesita en forma de inspiración y el estar pendiente de las formas terrestres para que sus proyectos mentales se mantengan.
 







Nosotros encontramos la figura de espaldas, por lo que es difícil llegar a conocer el verdadero rostro o espejo del alma del personaje. A la vez, su actitud es de distanciamiento mental de los que lo observan o, en contrapartida, de cierto despecho o afán de contradecir o dar la espalda. Se encuentra en una colina, un estado mental diferenciado y de una perspectiva diferente a la de su grupo social. Tampoco es la alta montaña gélida de un personaje ermitaño por completo.
Se encuentra en una situación en la que todavía divisa el núcleo social, pues hasta cierto punto éste le hace polarizarse y tomar mayor conciencia de sí mismo y de su misión.
El perro es un fiel amigo suyo, que o bien juega con él en confianza pero sin saber exactamente a dónde va el personaje o, tal vez, le modula frenándole por algún posible peligro que acecha.
El cocodrilo, animal reptil, fiero, anfibio y reptante, son fundamentalmente los comentarios mordaces de la gente, el intento de usar al personaje para un banquete de intereses creados o la propia fiera interna del loco mismo, que pone en peligro el querer acceder a reinos de mayor libertad cuando todavía no se ha conseguido una verdadera libertad de las pasiones internas.

El paisaje en la colina es más bien árido, pero no se sabe qué hay detrás de esa pequeña esquina del paisaje.
 







El personaje tiene la vara de la fuerza interna (elemento fuego) en la mano izquierda, indicando el trabajo mental interno poderoso. En ese momento no está tocando en la tierra, simbolizando que la fuerza la aplica toda junta, de forma espasmódica y con reflejo en el momento preciso. El poder de la mente radica en su velocidad y en el control del factor tiempo: ni antes ni después.
El personaje no es tan loco como parece, porque en realidad lo que está haciendo es seguir, aparte de su intuición, el indicativo preciso de sus experiencias acumuladas en el hatillo o bolsa del palo, el cual porta con la mano derecha o activa del cuerpo.
En el fondo de la lámina se diferencian tres zonas. La inferior es más bien obscura (azul) con elementos ventosos que indican la agitación del elemento aire: chismes, dudas, etc. La zona media es blanca e intermedia. Se consigue una mayor tranquilidad emocional, puesto que el tórax del personaje -con el corazón- se encuentra en ese área. La cabeza del Genio está en la franja dorada, indicando la fuerza, el retraimiento y la libertad mental.
El poblado en la parte inferior derecha simboliza lo típico de los pueblos: todos enterados de todo, cierta limitación en el desarrollo, etc., así como una cuna más personal y no tan masificada como en las ciudades. El nacimiento del Genio siempre sucede en un ambiente que tiene algo de mágico, aunque éste fuera humilde. 









El neófito encuentra un día a un ilusionista (Arcano l), es decir, a un mago hábil que lo deslumbra con las riqueza, que exhibe ostensiblemente, y los conocimientos que despliega. Tiene respuestas para todas las preguntas, posee todo lo que el loco jamás se ha atrevido a soñar. Y le dice insidiosamente: «¿Quieres llegar a ser como yo? ¿Quieres saber quién eres, de dónde vienes, quieres tener una meta en la vida? ¿Deseas la fortuna, la gloria, el poder? ¿Quieres saber? Entra en el templo del Tarot y todo te será revelado. »





Todavía deslumbrado, el neófito penetra en una sala oscura, austera. Hay ahí una mujer bella e inquietante (Arcano ll, la Papisa). Ella está sentada sobre un trono y lo tienta. Le dice: «Contempla este libro, él contiene la verdad sobre todos los hombres, la moral, la ley. Mira ese velo detrás de mí, él oculta las verdades que conducen por encima de todos los hombres.
¿Quieres ver entreabrirse el velo? Para ello tendrías que conquistarme. Pero, mirar detrás del velo es ya pasar al otro lado». Y el neófito se une a la Papisa y con ella «pasa al otro lado».
 






Es como un viaje a contrapelo del tiempo, como viajar al origen de las cosas. Los seres se metamorfosean ante sus ojos, dos personajes avanzan hacia él: la Emperatriz y el Emperador (Arcanos III y IV) quienes le hablan respectivamente del tiempo y del espacio. 








El reconoce a su Madre y a su Padre, se identifica con ellos, comprende el secreto del Génesis, los poderes de lo masculino y los poderes de lo femenino. Se une a ellos y los iguala.







Se le conduce entonces delante del Papa (Arcano V). Este le dice. «Al presente tú eres adulto. Ya no andas errabundo sobre la tierra sin razón y sin meta. Puedes escojer. ¿Qué vía tomarás? ¿La del mago? El es hábil, pero la fortuna que te ofrece, el poder y la gloria no son más que ilusiones, se sirve de ellas para atraerte. ¿0 la del conocimiento? Tú conoces los secretos de los hombres, pero no así los de la Tierra. ¿Deseas ir más lejos? ¿0 deseas regresar, propagar la ilusión, a tu vez, entre los hombres?»
Sí el neófito persevera sobre la Vía, pasa por una segunda prueba, (la primera era la Papisa) e inaugura un segundo ciclo de estudios y búsqueda. 







Llega a ser el Enamorado (Arcano VI) delante del cual se abren dos vías simbolizadas por dos mujeres tan bellas como diferentes. Las dos lo atraen. El permanece frente a ellas indeciso, en tanto que un ángel armado de un arco y flechas se mantiene por sobre su cabeza, como una espada de Damocles presto a aniquilarlo si él se equivoca en su elección.
Y bruscamente comprende que él es el ángel, el arco y la flecha, que es las dos mujeres y las dos vías todo junto, y une ese todo bajo el yugo de su propia voluntad. 








Se acepta por entero: es ahora el Rey triunfante sobre su carro (Arcano VII) tirado por dos caballos que son las dos faces de su personalidad, el Bien y el Mal. Ha unido los contrarios, ha resuelto los problemas de la dualidad. Entonces comienza su ascensión hacia las esferas superiores.
 







Encuentra a la Justicia (Arcano VIII), una mujer fría que pesa y que decide. Ella le enseña el equilibrio: los dos platillos de su balanza no oscilan jamás, nada en el mundo se pierde, nada es creado, no hay más justicia que injusticia, sino un orden secreto que nos rige sin que lo sepamos. La acción ocasiona la reacción y todo movimiento termina siempre por anularse.
Y el neófito comprende que no es más que el juguete de un destino. Es indudable que siente desesperanza, y se retira a un desierto como otros lo han hecho antes de él. Se aisla y se observa. 








En su noche, dispone de una linterna, es el Ermitaño (Arcano IX). Comprende la vanidad de todo deseo de cambio, las cosas siguen su curso sin que sea posible interferir. Aprende a medir sus pasos, a evitar la imprudencia, a evitar lo inútil. Se sumerge en lo más profundo de sí mismo. 







Y en este desierto se le aparece una visión (Arcano X). Como una rueda gigantesca que gira sin que nadie la mueva, algunos se elevan, otros caen. La rueda gira, insensible a los gritos y a los llantos. En su cima hay una figura monstruosa coronada (ni hombre, ni, bestia, ni Dios), que lo observa con curiosidad. El neófito piensa: «¿No hay medio de evitar al destino, no se puede ser otra cosa que lo que se está condenado a ser?».








Aprende a dominarse, a tener el control total de su ser, aprende a domar al león que hay en él y a usarlo como una montura (Arcano XI).
Aprende a sacrificarse, es decir, a sacrificar una parte de sí mismo, un aspecto de su vida, para que alguna cosa cambie. 






El se sutiliza, se purifica (Arcano XIl). Se cuelga él mismo de un árbol, cabeza abajo, crucificado al revés, él es su propio amo, busca la vía de las Transformaciones.
 






Llama a la Muerte (Arcano XIII), que significa el cambio. Llega a ser su propia muerte. Se corta un pie. Es decir, se libera de sus orígenes. Anula su vida pasada. Está presto a renacer.
 






Las luces pueden por fin ser reversadas (Arcano XIV, la Temperancia). Ahora puede comunicarse libremente con las esferas superiores, pasar a voluntad de un mundo a otro, Tiene entre sus manos los dos poderes y los mezcla. Lleva una existencia celeste paralelamente a su vida terrestre. Ha franqueado los límites del tiempo y del espacio.
 







Con el Arcano XV (el Diablo), aprende las maneras de utilizar energías que no son destinadas a los hombres. Obtiene el control de las fuerzas de la naturaleza y la inmunidad total contra sus estragos. 







He aquí que ha llegado a ser capaz no sólo de transformarse a sí mismo, sino además de actuar sobre los otros. (La Casa de Dios, Arcano XVI). Está presto a tomar a su cargo la conducción de sus contemporáneos. Arrasa con los templos, con las instituciones anacrónicas, que han llegado a ser incapaces de cumplir sus funciones. Destruye los vestigios asfixiantes de culturas muertas, a fin de construir nuevas. Tiene casi cumplida su misión. Contempla los vasos que contienen los dos poderes y se dice que ya no los necesitará. 







El se despoja y sin lamentarlo ofrece al mundo todo lo que jamás había poseído, conocido o sido. Vacía el agua de los vasos en un río, bien poca agua en verdad, pero ya que ella tiene su lugar, por mínimo que sea, en el orden de las cosas, es tan importante como el resto del universo (Arcano XVII, la Estrella).
 







Y ofreciéndose al mundo, él se ha identificado con el mundo. Llega a ser la Luna (Arcano XVIII) 







y el Sol (Arcano XIX),, es decir, indiferentemente los más altos poderes masculinos o femeninos, la matriz de los seres, los poderes del alumbramiento.
No ha encontrado todavía la divinidad (el primer principio), pero sí todos sus atributos. 








Si el Juicio le es favorable (Arcano XX), entonces solamente será llevado a su presencia y podrá contemplar la reunión de los cuatro elementos, la imagen misma de la perfección, el Ser, la Unidad (Arcano XXI).












"Prefiero una locura que me entusiasme a una verdad que me abata".
C. Wieland (1733-1813) Escritor alemán.


Hasta ahora hemos podido desentrañar los misterios contenidos en 22 cartas, las que representan los arcanos mayores del tarot.  Si buscamos el significado de la palabra “arcano” en el diccionario, la misma hace referencia a un secreto, un misterio, a una cosa oculta y también a un sitio o lugar reservado e impenetrable. La primera carta nos muestra el arquetipo de un vagabundo o de un loco que se lanza hacia una aventura, representando a un alma que se encuentra aún fuera de su cuerpo físico, en vías de retornar a la rueda de las encarnaciones, para vivir una nueva experiencia, de la cual volverá con una transformación.






No olvidemos que ese espíritu, tuvo antes una conciencia mineral, vegetal y animal y luego la de un ser humano primitivo que evolucionó hasta convertirse en el “ser humano” que es en la actualidad, en donde comenzó a tener conciencia de sus actos, dejando ese “ser inocente”, para ser dominado por sus deseos y ambiciones que llegaron a cubrir casi la totalidad de su esencia. Fue esa forma de actuar la que sumió a la humanidad en ley del Karma, llevándonos a soportar un aprendizaje de dolor y sufrimiento, del que todavía hoy no pudimos liberarnos.
Este personaje, aún no es ni varón ni mujer, es sólo una esencia libre, que en cuanto le llegue su hora, retornará al mundo físico para terminar las cosas que quedaron inconclusas en su pasada encarnación.
¿Qué hemos visto entonces?, el viaje de una persona y la búsqueda de su camino. En efecto, por cada situación que vivimos, se nos presenta un “misterio” y si estamos lo suficientemente despiertos para descubrirlos, los podremos usar como faros que alumbren nuestra existencia.








¿Qué le queda por hacer? ¿Volver a ser el Loco, el eterno viajero errante?...


Antes de acabar quisiera ofreceros unas cuantas imágenes del Loco que he recogido por la web.

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Espero que os haya gustado.